La Habitación de al Lado.

jueves, 27 de mayo de 2010

...Ay, ay

Antes que nada, decir que esta entrada es obra no sólo mía, sino de otra gran mujer que prefiere mantener su nombre en el anonimato, alias ensaimada.

Porque, estábamos la susodicha y yo, hablando de los pequeños placeres de la vida en esta encantadora noche de Mayo cuando hemos empezando a hablar del día.
Sí, del día. Ese día. El día de las mujeres. Y no, no me refiero a cuando estamos tontas y los tíos se creen que sueltan algo inteligente diciendo "¿Qué pasa, estás con la regla?" No. Hablamos del otro día.

Os explico. Es ese día que, sin saber cómo ni cuándo ni porqué, así, sin previo aviso; te sientes muy mal. Sí, sí. Fatal. Además viene de fábrica, te levantas así. Ya puede salir en la tele que ha dimitido Zp, que Belén Esteban la ha palmado, que Megan Fox en realidad es un feto o que se ha pillado desnudo a Hugh Jackman en la playa. Te sientes mal y punto. Y lo peor es que, aunque sabes que no hay razón para estar así, no hay nada que te vaya a hacer cambiar de opinión. Es más, es probable que justo ese día estés sola en casa y no hayas quedado con nadie.

Si esto ocurre, es una especie de perdición para la chica en cuestión. Hombres, absteneos a llamar a una chica en SU día y menos si está sola, porque, seamos sinceros, la vais a cagar. Y sí, es 100% seguro que la vais a cagar. Aquí van varios consejitos para que vuestra hostia no sea tan grande:


- No os penséis que con vuestra magnífica labia vais a arreglar la situación. Porque no tiene arreglo. No insistáis. Si lo hacéis, no os va a salir bien. Somos mujeres, encontraremos alguna pullita en vuestras dulces palabras, y de nuevo, la habréis cagado. Repito, no intentéis arreglarlo. Si decís cosas bonitas pensando, oh inocentes de vosotros, "venga, voy a hacer que se sienta bien y sea el mejor día de todos". Ay... pobre alma ignorante. No lo vas a conseguir. Lo siento, lo empeoras. No te preguntes el porqué, dado que nosotras no lo sabemos. Pero probablemente nos haga más sensibles aún.
Y obviamente, no te enfades al ver que ella no responde a tus intentos. Si te enfadas, nos das motivos para soltar la ira acumulada, y creéme, no saldrás bien parado.

- Mensajes cortos y sin devolución de respuesta. Bonitos y cortos. En los que ella no te tenga que contestar. Por qué? Si te contesta es que ha visto algo malo en el mensaje, y por lo tanto, habrás fallado en tu intento. Por el contrario, si no te contesta, has dado en el pleno. Pero como está de mala leche, no lo va a reconocer y por lo tanto... ¡no te va a contestar!

- Intenta que pase el día lo más rápido posible pero sin olvidarte de los mensajes cortos. Me explico. Si no la diriges la palabra en todo el día, se va a mosquear. Y si le das mucho el coñazo, se va a mosquear. Solución: los mensajitos bonitos y cortos, eso sí, adecuados en su justa medida. ¿Esto qué significa? Que debes enviar uno de vez en cuando, mientras van pasando las horas. Y cuando no te quieras dar cuenta, ya será un nuevo día, ¡libre de las ataduras hormonales de las mujeres!


Esperamos que os haya servido de algo, hombres del planeta.
Por cierto:
Si no cumples esto... Seamos sinceros... Es posible que te sea recordado en posteriores broncas, de esas en las que mujeres, como seres vengativos que somos, os echaremos en cara todo aquello que nos ha molestado en las últimas 3007 semanas.
Y si lo cumples... Tío, estás hecho un calzones.

jueves, 25 de marzo de 2010

I.

Desde la noche que sobre mí se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses, si existen,
por mi alma invicta.

Caído en las garras de la circunstancia,
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.

Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años,
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.


William Ernest Henley

domingo, 3 de enero de 2010

...Esto es Nunca Jamás.

Cuando el primer niño rió por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos que saltaron por los aires en todas direcciones, y así fue como aparecieron las hadas. Por eso debería haber un hada para cada niño y cada niña. Aunque hoy en día los niños saben tantas cosas que dejan de creer muy pronto en las hadas, y cada vez que un niño dice "yo no creo en las hadas", en alguna parte cae muerta un hada.





Lo que pasa es...que no quiero crecer!!!!